Runas.
Habitó lo que hoy conocemos como el Casquete Polar Norte, la Tierra de Asgard, citada en antiquísimas tradiciones como la lejana Thule paradisíaca, la Isla de Cristal. La Raza Polar se desenvolvió en un ambiente totalmente distinto al actual. En aquella época la Tierra era propiamente semietérica, semifísica; las montañas conservaban su transparencia y la Tierra toda resplandecía gloriosamente con un bellísimo color azul etérico intenso.
Producto maravilloso de incesantes evoluciones y transformaciones que otrora se iniciaran desde el estado germinal primitivo, la 1ª Raza surgió de las dimensiones superiores completa y perfecta.
Incuestionablemente la 1ª Raza jamás poseyó elementos rudimentarios ni fuegos incipientes. Para bien de la Gran Causa lanzaremos en forma enfática el siguiente enunciado: “Antes de que la 1ª Raza humana saliera de la cuarta coordenada para hacerse visible y tangible en el mundo tridimensional, hubo de gestarse completamente dentro Jagad-Yoni, la “matriz del mundo”.
Extraordinaria humanidad primigenia, andróginos sublimes totalmente divinos, seres inefables más allá del bien y del mal.
Prototipos de perfección eterna para todos los tiempos, seres excelentes semifísicos, semietéricos con cuerpos protoplasmáticos indestructibles de bello color negro, elásticos y dúctiles, capaces de flotar en la atmósfera.
Con el material plástico y etéreo de esta Tierra primigenia se construyeron ciudades, palacios y templos grandiosos. Resultan interesantísimos los Rituales Cósmicos de esta época. La construcción del templo era perfecta. En las vestiduras se combinaban los colores blancos y negros para representar la lucha entre el espíritu y la materia. Los símbolos y objetos de trabajo se usaban invertidos para representar el Drama que se proyecta en los siglos: el descenso del espíritu hacia la materia. La vida estaba hasta ahora materializándose y debía dársele expresión simbólica. Su escritura gráfica fueron los caracteres rúnicos, de gran poder esotérico.
Es ostensible que todos esos seres ingentes eran los fuegos sagrados personificados de los poderes más ocultos de la Naturaleza.
Esa fue la Edad del fisiparismo, aquellas criaturas se reproducían mediante el acto sexual fisíparo, “según se ha visto en la división de la célula nucleada, en la que el núcleo se divide en dos subnúcleos, los cuales o bien se desarrollan dentro de la pared celular, o la rompen y se multiplican hacia el exterior como entidades independientes”.
En aquellos seres andróginos (elementos masculino y femenino perfectamente integrados) la energía sexual operaba en forma diferente a la actual, y en determinado momento el organismo original del padre-madre se dividía en dos mitades exactas, multiplicándose al exterior como entidades independientes, proceso similar a la multiplicación por bipartición o división celular. El hijo andrógino sosteníase por un tiempo del padre-madre. Cada uno de estos sucesos de la reproducción original, primigenia, era celebrado con rituales y fiestas.
Incuestionablemente la Isla Sagrada, cuna del primer hombre y morada del último mortal divino, existe todavía en la cuarta dimensión como insólita morada de los Hijos del Crepúsculo, Padres Preceptores de la humanidad.
Tierra del amanecer, mansión imperecedera, celeste paraíso de clima primaveral allende los mares ignotos del Polo Norte.
Magnífico luce en el Septentrión aquél Edén de la cuarta coordenada, continente firme en medio del gran océano.
“Ni por tierra ni por mar se logra llegar a la Tierra Sagrada”, se repite vehementemente en la tradición helénica.
“Sólo el vuelo del espíritu puede conducir a ella”, dicen con gran solemnidad los viejos sabios del mundo oriental.
La primera raza que pobló la tierra era de naturaleza más bien etérica. Eran semi transparentes. Incluso el mismo planeta tierra no era sólido como ahora, era etérico. Todo era semi físico, semi gaseoso. El color de los protoplasmáticos, o polares era oscuro sin llegar al negro de la raza negra. No es difícil imaginarse una raza de color brillante que no tocaba el suelo. Pues la raza negra son los descendientes directos como lo comprobaron los científicos que investigaron la piel humana. Con el tiempo se han venido aseverando una serie de observaciones hechas. La constitución de los protoplasmáticos les permitía hacerse gigantes o empequeñecerse hasta un punto mi NIMO.
Esta raza vivió en lo que hoy es la región nórdica. Llamaban a su isla la isla de Avalon o Thule.
(Ávalon o Avalón es el nombre de una isla legendaria de la mitología celta en algún lugar de las islas Británicas donde, según la leyenda, los manzanos dan sabrosas frutas durante todo el año y habitan nueve reinas hadas, entre ellas Morgana. En un principio se creía que la palabra Ávalon era una adaptación de la palabra celta Annwyn o Annuvin, que designa al legendario reino de lashadas, pero, ya en el siglo XII, Geoffrey de Monmouth pensaba que el nombre deriva de la traducción de "isla de las manzanas". Esto es altamente probable, debido a que, en el idioma bretón, manzana se dice aval, y en idioma galésse dice 'afal' (con la pronunciación de la "f" como "v").
Avalón también fue llamada Ynys Witrin, que significa Isla de Cristal.) -Nota de Wikipedia
El Calendario Azteca, o Piedra Solar de los Aztecas nos habla de las razas. Y nos dicen que la 1ª raza fue devorada por los tigres. Ellos relacionaban al tigre con la sabiduría. Esto sucedió antes de dar paso a la segunda raza. Los Aztecas como los Romanos tenían sus caballeros tigre y sus caballeros leopardos. Ellos lo consideraban un grado de sabiduría.
Uriel fue rector de esta raza y les dejo las
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