llos,
desear algo, y el deseo se realiza. Piensas, y tu pensamiento se
convierte en cosas; el pensamiento se plasma automáticamente.
Los kalpatarus no son otra cosa que símbolos de la mente. La mente es creativa, los pensamientos son creativos.
El hombre estaba cansado y se quedó dormido debajo de uno de estos árboles que conceden los deseos. Cuando despertó, como estaba muy hambriento, dijo: «Ojalá que pudiera conseguir comida en algún sitio». Y de repente el alimento surgió de la nada y flotaba en el aire; era una comida deliciosa. Empezó a comer inmediatamente y cuando se sintió satisfecho, surgió en él otro pensamiento: «Si pudiera conseguir algo de bebida...» Y se materializó inmediatamente un vino delicioso.
Bebiendo el vino y relajado a la sombra del árbol en la brisa fresca del paraíso, el hombre empezó a preguntarse: «¿Qué está pasando? ¿Estoy soñando o estoy rodeado de fantasmas que me gastan bromas?» ¡Y aparecieron los fantasmas! Eran feroces, horribles… Se puso a temblar y se le pasó un pensamiento por la cabeza: «Ahora seguro que me van a matar. Estos fantasmas van a acabar conmigo». Y le mataron.
Ésta es una antigua parábola de enorme significado. Tu mente es el árbol que concede los deseos: antes o después, todo lo que piensas te es concedido. A veces el desfase es tan grande que te olvidas completamente de haberlo deseado; a veces el desfase es de años, de modo que no puedes conectar con el origen del deseo. Pero si observas con profundidad, descubrirás que todos tus pensamientos te crean y crean tu vida. Crean tu cielo, crean tu infierno. Crean tu desgracia, crean tu alegría. Crean lo negativo, crean lo positivo. Todo el mundo es un mago que hila y teje un mundo mágico a su alrededor y después se siente atrapado: la araña se queda atrapada en su propia tela.
Una vez que se entiende esto, las cosas empiezan a cambiar. Entonces puedes jugar y puedes cambiar tu infierno por un cielo; basta con pintar desde otro punto de vista. O si estás muy enamorado de tus desgracias puedes crear todas las que quieras, a tu plena satisfacción. Pero entonces ya no puedes protestar, porque sabes que son una creación tuya, son tu pintura, no puedes responsabilizar a nadie de ella.
El pensador crea con sus pensamientos; ésta es una de las verdades fundamentales que tienes que entender. Todo lo que experimentas es creación tuya. Primero lo creas, después lo experimentas y después te quedas atrapado en la experiencia, porque no sabes que la fuente de todo está en ti.
Osho
Los kalpatarus no son otra cosa que símbolos de la mente. La mente es creativa, los pensamientos son creativos.
El hombre estaba cansado y se quedó dormido debajo de uno de estos árboles que conceden los deseos. Cuando despertó, como estaba muy hambriento, dijo: «Ojalá que pudiera conseguir comida en algún sitio». Y de repente el alimento surgió de la nada y flotaba en el aire; era una comida deliciosa. Empezó a comer inmediatamente y cuando se sintió satisfecho, surgió en él otro pensamiento: «Si pudiera conseguir algo de bebida...» Y se materializó inmediatamente un vino delicioso.
Bebiendo el vino y relajado a la sombra del árbol en la brisa fresca del paraíso, el hombre empezó a preguntarse: «¿Qué está pasando? ¿Estoy soñando o estoy rodeado de fantasmas que me gastan bromas?» ¡Y aparecieron los fantasmas! Eran feroces, horribles… Se puso a temblar y se le pasó un pensamiento por la cabeza: «Ahora seguro que me van a matar. Estos fantasmas van a acabar conmigo». Y le mataron.
Ésta es una antigua parábola de enorme significado. Tu mente es el árbol que concede los deseos: antes o después, todo lo que piensas te es concedido. A veces el desfase es tan grande que te olvidas completamente de haberlo deseado; a veces el desfase es de años, de modo que no puedes conectar con el origen del deseo. Pero si observas con profundidad, descubrirás que todos tus pensamientos te crean y crean tu vida. Crean tu cielo, crean tu infierno. Crean tu desgracia, crean tu alegría. Crean lo negativo, crean lo positivo. Todo el mundo es un mago que hila y teje un mundo mágico a su alrededor y después se siente atrapado: la araña se queda atrapada en su propia tela.
Una vez que se entiende esto, las cosas empiezan a cambiar. Entonces puedes jugar y puedes cambiar tu infierno por un cielo; basta con pintar desde otro punto de vista. O si estás muy enamorado de tus desgracias puedes crear todas las que quieras, a tu plena satisfacción. Pero entonces ya no puedes protestar, porque sabes que son una creación tuya, son tu pintura, no puedes responsabilizar a nadie de ella.
El pensador crea con sus pensamientos; ésta es una de las verdades fundamentales que tienes que entender. Todo lo que experimentas es creación tuya. Primero lo creas, después lo experimentas y después te quedas atrapado en la experiencia, porque no sabes que la fuente de todo está en ti.
Osho
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