En la entrada del Blog titulada Nibiru (publicada el 8 de febrero) se describió como los nefilim o anunnaki llegaron a la Tierra
desde Nibiru, aunque sus ancestros remotos procedían de Orión, lo que
explica que algunos pueblos antiguos los denominaran también Uros. En
cuanto a la manipulación genética que llevaron a cabo sobre primates
hominoideos, fue contemplada con suma atención por otras civilizaciones
extraterrestres con una evolución espiritual muy por encima de la de
ellos y una visión de la ciencia fundamentada en esa misma
espiritualidad, por lo que su tecnología era, lo es también ahora, de
perfil interdimensional, exponencialmente superior a la derivada de
cualquier clase de avance “técnico”.
Específicamente,
el experimento de los nefilim fue observado muy de cerca por seres de
Sirio, la quinta estrella más cercana a nuestro sistema solar, aunque
realmente es un sistema trinario (Sirio A, Sirio B y Sirio C). Se trató,
en concreto, de seres a los que algunas culturas antiguas dan el nombre
genérico de Hab, provenientes del tercer planeta de los que giran en
torno a Sirio B. Y su interés no fue fruto de la curiosidad, sino que
obedeció a una razón de indudable calado.
Como se describió en la entrada Viaje al Centro Galáctico y expansión de la consciencia (inserta el lunes pasado, 8 de marzo), cada paso del cluster de sistemas solares en el que la Tierra
se integra por el Centro Galáctico representa una espléndida ocasión de
salto consciencial para el conjunto de mundos y modalidades de
existencia que lo pueblan. Pero como existe una interacción entre todas,
su mejor rentabilización energética acontece cuando la totalidad del
cluster ha alcanzado una determinada masa crítica consciencial. De ahí
la significación que para los sirianos ostenta lo que ocurre en la Tierra, y viceversa.
Por
esto, los seres de Sirio estuvieron muy atentos al experimento genético
de los anunnaki. Por intereses puramente materiales, estos estaban
propiciando el surgimiento en la Tierra
de una nueva especie con capacidades físicas e inteligencia que podía
ser muy beneficiosa para la evolución consciencial del planeta, de Oort
y, por ende, del paquete de sistemas en el que el propio Sirio se
integra. La protohistoria de Gaia y Oort, que se hunde hace miles de
millones de años, está cargada de incidentes y anomalías que habían
impedido un discurrir consciencial equiparable al acontecido en Sirio y
otros sistemas del cluster. Ante ello, los sirianos contemplaron el
experimento anunnaki como la oportunidad de hacer algo al respecto.
Ellos nunca hubieran interferido en la evolución del planeta mediante
manipulaciones genéticas de sus habitantes. Es algo que choca
frontalmente con su percepción espiritual de las cosas. Pero, por lo
mismo, tampoco podían evitar las actuaciones de los nefilim. Así que,
dada la situación, decidieron fomentar el grado de consciencia de los
homínidos creados por los anunnaki.
Para
impulsar consciencialmente a los recién creados homínidos, los seres de
Sirio actuaron de una manera no demasiado complicada para ellos, pero
casi incomprensible desde la mentalidad humana actual. Llegó a la Tierra
una primera comitiva procedente, como antes se señaló, del tercer
planeta de Sirio B. La componían 32 seres, repartidos por igual entre
machos y hembras y que componían una familia según los usos del planeta
en cuestión. Su altura física era semejante a la de los anunnaki, pero
con una biología mucho más sutil, menos densa, en concordancia con su
mayor evolución consciencial. Y, sencillamente, transfirieron sus almas a
cuerpos de homínidos: utilizando al máximo su gran dimensión espiritual
y los saberes a ello debido, almas antes encarnadas en sirianos pasaron
a estarlo en homínidos, y viceversa. Así, en miembros de la nueva
especie humana se establecieron almas “viejas”, de alto nivel vibratorio
y consciencial, que ayudarían a sus congéneres, los seres humanos, a
avanzar en el plano espiritual.
Todo lo cual ocurrió en el año 198.295 a.c.
. Ese fue el momento en el que almas que habían estado encarnadas en
habitantes de Sirio, auténticos seres de luz, se encarnaron por vez
primera en humanos. Los anunnaki ni sabían de qué iba la cosa. Pero
almas de una elevada gradación vibracional y espiritual se encarnaron en
cuerpos muy toscos, los homínidos, con la finalidad de que la nueva
especie estuviera en condiciones, con el paso de los milenios, de
aportar fuerza consciencial al planeta, contribuyendo a la configuración
de la citada masa crítica en el cluster de sistemas solares al que el
propio Sirio pertenece.
Son
muchos los seres humanos actuales cuyas almas estuvieron antes
encarnadas en Sirio. De hecho, a aquellos 32 le siguieron otros 64, que
hicieron lo mismo. Y a partir de ahí, las almas antes encarnadas en
seres de Sirio, y ahora en homínidos, se fueron incrementando
exponencialmente cada dos mil años aproximadamente: 128, 256, 512, 1024,
2048,… Si coges la calculadora y efectúas las operaciones, constatarás
que de esa manera se pueden transferir 250 millones de almas en menos de
50.000 años. Y no fueron necesarias en tal número, pues el crecimiento
demográfico de los homínidos fue mucho más lento. Sólo
contemporáneamente, 200.000 años después de aquellos sucesos, la
población mundial ha aumentado exponencialmente en menos de dos siglos:
1.000 millones de personas en 1850; 2.000 millones en 1925; 4.000
millones, en 1965; y 8.000 millones que se prevén para el año 2035. Son
tantas las almas que anhelan encarnarse en el ahora de este planeta… .
Carl
Sagan, el gran divulgador científico, elaboró la llamada Escala Sagan.
En ella se describe la existencia en el Cosmos de varios niveles de
inteligencia: Nivel 0, correspondiente a la humanidad de hoy; Nivel 1,
con más desarrollo técnico; Nivel 2, seres con mucho mayor progreso
tecnológico, pero que han perdido facultades emotivas, sentimientos y
capacidad de amor; Nivel 3, modalidades de existencia que han logrado un
desarrollo espiritual y esto le ha abierto las puertas a adelantos
inalcanzables desde el punto de vista de la dinámica tecnológica y
material; y Nivel de Inteligencia Interdimensional, cuyas
características vibracionales y espirituales escapan de la comprensión
humana.
En
esta escala, los sirianos están en el N3 y los humanos en el N0. Lo que
significa que almas de alto rango vibratorio y trascendente encarnadas
en seres de nivel 3 pasaron a estarlo en seres situados biológicamente
en el nivel 0. Y ello con la finalidad de que la nueva Humanidad,
surgida de la manipulación genética de los nefilim, gozara de un
desarrollo espiritual capaz de aportar energía consciencial a la Tierra,
a Ors y al cluster de sistemas solares, contribuyendo a que éste
alcance la reiterada masa crítica que permita el salto interdimensional
del cluster en su conjunto.
Además, las almas antes encarnadas en seres Nivel 3 y ahora en Nivel 0 no sólo apoyan la evolución de la Humanidad y Gaia en los términos sintetizados, sino que, igualmente, viven de ese modo una experiencia que, volviendo a la Escala Sagan,
les prepara para saltar al Nivel de Inteligencia Interdimensional.
Expresado coloquialmente: el alma de elevada evolución espiritual que,
al encarnarse en ser humano y, a pesar de la densidad de la existencia
en la Tierra
y la enorme carga de dualismos que la caracterizan, es capaz de actuar
en este mundo desplegando Amor Incondicional, está mostrando su
capacidad para pasar a encarnarse en modalidades existenciales de
Inteligencia Interdimensional. Es una especie de “examen final” que el
alma se pone a sí misma: habiendo evolucionado vibracional y
espiritualmente hasta llegar a encarnarse en modalidad de existencia N3,
pasa a una forma de vida N0 para comprobar que, incluso en esas
condiciones “adversas”, es capaz de hacer valer sus más elevados
atributos y potestades, encuadrables en el concepto de Amor
Incondicional, y de trabajar no “para ella”, sino de manera creadora al
servicio de la consciencia del planeta y la suma en la que se integra-.
Siendo esto es así y dado que tantas almas muy evolucionadas subyacen en seres humanos, ¿cómo se explicar entonces que la Humanidad
sea tan materialista y nuestro mundo esté tan lleno de dolor e
injusticias y tan falto de Amor?. Se podrían dar cuantiosos detalles al
respecto, que tienen mucho que ver con lo que ha acontecido en la Tierra y a la Humanidad
en los últimos 150.000 años. Pero, para continuar con el hilo conductor
que se viene siguiendo, se puede resumir en una única expresión: el
Gran Olvido.
Un
Gran Olvido provocado por la densidad del mundo tridimensional y la
fuerza de arrastre de las oposiciones y dicotomías (bueno y malo, alto y
bajo, superior e inferior, positivo y negativo,…) que en él campan a
sus anchas. Bajo su influjo, almas tan avanzadas se han enredado en las
experiencias de dualidad y extraviado la noción de Unidad de cuanto
existe; se han identificado con una realidad puramente virtual,
ilusoria, fragmentada, perecedera y efímera; y han quedado engatusadas
con los anhelos y apegos materiales, tanto los que proporcionan placeres
como los que originan sufrimientos, que más atan los segundos que los
primeros. El libre albedrío preside la Creación. Y haciendo uso de él, han olvidado su auténtica Esencia y el verdadero propósito de su encarnación en la Tierra:
desplegar el Amor Incondicional en un escenario hostil, Amor contra
Resistencia, como modo de aportar consciencia al planeta y, a la par,
autoprobarse que están en condiciones de saltar al Nivel de Inteligencia
Interdimensional. Han perdido la consciencia de su naturaleza divina,
eterna y omnipotente; y se hunden en los miedos y en el desconcierto
cuando ésta aflora mediante intuiciones, sensaciones e inspiraciones.
Junto
al Gran Olvido, que es un fenómeno mayoritario, siempre ha habido
también almas despiertas. Y hace mucho tiempo que actúan para que el
despertar sea masivo. Gracias a esto, en el presente actualidad hay un
número significativo de seres humanos, esparcidos por Gaia, que han
superado el Gran Olvido. Y, aunque algunos ni siquiera se den cuenta,
están uniendo sus fuerzas en forma de red consciencial para que la Humanidad y el planeta entero puedan aprovechar la oportunidad que el momento actual representa.
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