Los 10 Principios Espirituales de la Hermandad Blanca
En 1996, en un encuentro físico con un ser intraterreno en las selvas
del Paititi, en Perú, recibí un conjunto de principios espirituales que
rigen la vida de una secreta sociedad subterránea: La Hermandad Blanca.
Aquel grupo de seres, entroncados con viejas leyendas budistas que
hablan de Shambhala y los Himalayas, se hallarían trabajando
secretamente en diversos puntos del mundo, ocultos en sus Retiros
Interiores esperando el momento en que el hombre de la superficie asuma
su rol y misión dentro del orden de un Plan Cósmico.
Todo esto puede sonar a fantasía. Pero para nosotros, que tuvimos la
experiencia de ver físicamente a esos seres, fue real. Y lo sigue
siendo, pues hemos mantenido el contacto en cada viaje o expedición que
realizamos a los más importantes centros de poder en el mundo.
El punto
de partida para mí fue aquel viaje a Paititi de 1996 y el encuentro con
Alcir, el guardián intraterrestre del legendario Disco Solar. Fruto de
ese contacto, se desprenden estas “leyes místicas” que pueden ser
aplicadas por todo caminante de la luz. Aunque las he publicado en uno
de mis libros, para aquellos que no han tenido acceso a esa información,
presento aquí un breve resumen de “El Decadron”, los 10 Principios Espirituales intraterrenos.
La Sabiduría de los Retiros Interiores.
La existencia de Shambhala, ciudad matriz del reino subterráneo de Agartha, está más cerca de la ficción que de la realidad para el hombre común. Como en su momento se juzgó a Troya, o la existencia de tierras más allá de los mares en tiempos de Colón. Sin embargo, la existencia de esos túneles, e incluso de verdaderas ciudades intraterrenas abandonadas —como la misteriosa Cueva de los Tayos, en el Ecuador— ha venido reuniendo el interés de connotados científicos e investigadores. Son lugares que han podido ser visitados, fotografiados y estudiados. La leyenda es real. Lo inquietante, no obstante, no es la propia existencia material de estas galerías artificiales, construidas por una civilización desconocida hace miles de años. El verdadero misterio se encuentra en los habitantes de aquellos laberintos del “mundo de abajo”: ¿Quiénes son? ¿Por qué no se muestran abiertamente? ¿Cuál es su relación con la humanidad? Desde los Nagas de los Himalayas, a la creencia del “Uku Pacha” o mundo subterráneo en el antiguo Perú, las referencias a aquellos esquivos maestros de largas túnicas blancas es abundante. En la actualidad, los acercamientos con ellos se han seguido produciendo, pero en un marco de discreción y silencio. Y hay más de una razón para explicarlo. La leyenda cuenta que en tiempos muy antiguos existieron importantes civilizaciones, muy anteriores a Sumeria, Egipto o la cultura Maya. Me refiero a una verdadera humanidad perdida que se remonta a la época del llamado “diluvio universal”, un evento catastrófico que más de un mito menciona sin importar en que parte del mundo lo escuchemos. Lemuria, Hiperbórea o Atlántida, son algunos de los nombres que señalan aquellos tiempos “pre diluvianos”, en extremo desconocidos por el hombre. Esas civilizaciones prehistóricas habrían existido. Y al conocer su destrucción —reza la leyenda— un grupo de sabios maestros se establecieron en refugios previamente construidos bajo la superficie del planeta, en zonas de difícil acceso, como gigantescos desiertos, altas cadenas montañosas o selvas impenetrables. La leyenda sostiene, además, que en su nueva morada subterránea depositaron los anales de su cultura, un archivo inimaginable de conocimiento, y que sería puesto a disposición de la humanidad de superficie cuando ésta demuestre que se encuentra preparada para conocer su verdadero origen, destino y misión. Así, sus moradas subterráneas se transformaron en templos, y desde aquel entonces se les llamó Retiros Interiores. El Decadron sintetiza parte de esa sabiduría espiritual que protegen y que recuerda la esencia de las más importantes enseñanzas filosóficas de todo el mundo antiguo. Primera Ley : “El verdadero estudiante de la vida empieza estudiándose a sí mismo”. Este principio, el más importante de todos, afirma que el verdadero estudiante de la vida, de la Tierra, o del infinito Cosmos, al comprender la existencia y naturaleza de una gota de agua puede fundirse con el océano. Una criatura viviente y una estrella no están tan separadas como podrían aparentarlo. Cada existencia se encuentra interconectada y se rige bajo las mismas leyes. Según viejas enseñanzas esotéricas, la atenta observación de uno mismo puede transformarse en una herramienta poderosa para penetrar en los misterios de la naturaleza y sus mecanismos. De hecho, los Maestros de la Hermandad Blanca resaltan por su profundo conocimiento del planeta y el Universo. Su formula no sólo se basa en el importante archivo de información que custodian en sus Retiros Interiores, sino en la comprensión de ellos mismos como parte de aquel Todo. Por ello el primer principio de su código espiritual afirma que uno debe empezar investigando en su propia realidad interior. Muchos se preguntarán: ¿Cómo? Las formas no son lo importante, sino la intención de aquel que busca. El silencio y la meditación son buenas consejeras para adquirir momentos de paz y claridad, instantes en donde nuestra mente “verá” claro y podrá evaluar, sentir e interpretar nuestro camino. Los Maestros dicen que la mente debe observar sin juzgar lo que ve. Entonces automáticamente nuestro sexto sentido —o intuición, si preferimos llamarla así— nos advertirá los pasos correctos para nuestra evolución y aprendizaje, y las circunstancias y acciones que en una próxima ocasión deberíamos evitar. Pero la atenta observación de uno mismo no sólo involucra la meditación en sí misma, sino un estado de conciencia de todo cuanto hacemos en nuestro desenvolver cotidiano. Hay cosas que pueden —y deben— modificarse. Y otras que son inherentes a nuestro aprendizaje. Ver nuestra vida desde afuera, como si fuésemos científicos que están pendientes de cada detalle, de cada paso de aquel ser humano que somos nosotros, es un buen ejercicio para comprender desde otra perspectiva el milagro maravilloso que es nuestra existencia, y desde la cual podemos ver el Universo entero.
Segunda Ley:
“La luz verdadera alumbra o ciega según la actitud del estudiante”.
La definición más aceptada de la luz sostiene que es una onda electromagnética capaz de ser percibida por el ojo humano. Su frecuencia determina su color. Si le pedimos a alguien que visualice un haz de luz, o una radiación lumínica, lo más frecuente es que imagine un resplandor blanco, brillante y muy claro. Es como si el color blanco reuniera o sintetizara los diferentes matices de la luz. La luz —sostiene la creencia Hindú— fue parte de la creación del Universo a través de la exhalación de Brahma o el “Big Bang” que sugieren nuestros actuales científicos. La Luz sería la información que todo lo impregna. Los Maestros de la Hermandad Blanca afirman que existen “varios” estados en la naturaleza de la luz. Dicen que la luz puede ser alterada, modificada, y empleada a conciencia para distintos fines. Sin embargo, el segundo principio del Decadron se refiere a la luz como una alegoría que va más allá de este concepto. Habla de la luz como conocimiento. Sostiene que su real naturaleza es perfecta, y que depende enteramente del receptor el uso equilibrado de aquella revelación. En otras palabras, este principio enseña dos cosas concretas: 1. Que el conocimiento verdadero es por naturaleza inocuo. No va a izquierda o derecha, no pierde su balance. Sencillamente, “Es”. 2. Es de responsabilidad del estudiante hacer buen uso del conocimiento. Este puede “iluminar” —conciencia, crecimiento—, o “cegar” —confundir, desorientar— si se lleva a cabo un empleo indebido de lo recibido. Por ello El Decadron afirma que la luz verdadera alumbra o ciega según la actitud del estudiante. Es interesante constatar que el comportamiento de la luz que estudian los científicos no escapa a la enseñanza de este principio. Veamos un ejemplo sencillo: Todos sabemos que es peligroso mirar directamente al Sol, pues su radiación podría lesionar nuestros ojos. Ello no quiere decir que nuestra estrella —una enana amarilla— sea “negativa”, pues nos da calor, abrigo, y permite que la vida sea posible en el planeta. Sin embargo, en ciertos momentos sí se puede ver la figura solar, como en el amanecer. En otras circunstancias —como cuando el Sol se encuentra en el cenit— sería más que imprudente. Algo similar ocurre con el conocimiento. El mal uso del conocimiento se ha registrado desde épocas muy antiguas. Grandes civilizaciones precipitaron su desaparición al perder la línea original de las enseñanzas recibidas. Por ello la “luz” alumbra o ciega de acuerdo a nuestra actitud.
Tercera Ley
: “El verdadero soldado de la luz batalla amando a su enemigo”.
Este principio sostiene que cada acción posee una energía. Desde el acto de la guerra a las más sublimes manifestaciones de amor. Por ejemplo, en experimentos científicos se ha demostrado que un pensamiento positivo tiene mayor energía que un conjunto de pensamientos negativos. Es decir, combatir el fuego con fuego, no es la mejor formula, y más aún cuando los principios universales —como el de causa y efecto— están operando constantemente. El Decadron afirma que el verdadero “soldado de la luz” enfrenta las cosas con amor. Y se refiere al estudiante como “soldado” por cuanto el caminar humano se encuentra en el medio de una intensa pugna de fuerzas e influencias. El sabio chino Lao Tse impartía una forma adecuada para hacer frente a ese conflicto: la quietud. El árbol manso y moldeable, era más resistente a las embestidas del viento, frente a un árbol duro y rígido, que corría el riesgo de romperse. Y es que, erróneamente, se ha pensado que una actitud calmada y pacífica es sinónimo de debilidad. Al contrario, es una muestra de poder y control interno. En un mundo donde es evidente la pugna de fuerzas, la paz interior es la espada que protege al guerrero de la luz. Un guerrero que comprende la naturaleza de su adversario. Por ello lo ama, no lo odia. Y he allí el secreto del tercer enunciado de El Decadron. El verdadero soldado de la luz batalla amando al enemigo porque su lucha no es un acto de resistencia, sino de no-resistencia, una actitud llena de paz, de quietud, de comprensión, de perdón y, por consecuencia, de control de la situación.
Cuarta Ley
: “La verdadera protección radica en el control del miedo interior”.
Los Maestros de la Hermandad Blanca son semejantes a los monjes orientales. Poseen una gran espiritualidad y sabiduría, pero no por ello dejan de ser fuertes y firmes. De hecho, una de sus principales tareas es equilibrar la pugna de fuerzas que hay en el mundo. Como vimos en el capítulo anterior, el caminante debe enfrentar las pruebas e influencias que no vibran en la luz con amor y tranquilidad espiritual. Este nuevo principio que tratamos explora un poco más allá estas situaciones de conflicto, hablando concretamente del miedo y la protección. ¿Qué significa la protección? ¿Por qué su efectividad depende del control de nuestros propios miedos? Habitualmente, definimos como “miedo” a una intensa emoción desagradable, activada por la percepción de un peligro —sea este real o supuesto—, ante una situación no deseada, o de cara a una experiencia desconocida, desarrollándose en tiempo presente o con inquietud de que ocurra en el futuro. Para muchos estudiosos, el miedo es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural a la “amenaza”. En el caso humano, muchas veces puede ocurrir ante un evento que el individuo no desea por alguna u otra razón. O que, sencillamente, desconoce, y esa situación le hace sentir indefenso. Las explicaciones, desde luego, son diversas. Pero todas concluyen de alguna u otra forma en que el miedo no es contraproducente, sino que opera como un mecanismo natural de supervivencia y adaptación. Si éste se desborda ante situaciones que tienen control, se podría interpretar como un error de percepción. En otras palabras, muchas veces el miedo puede derivar de la “ignorancia”. En todos los casos, el control del miedo es una herramienta fundamental para enfrentar las situaciones de riesgo o peligro. Es fácil de deducir que la iniciación en el conocimiento puede disminuir la tendencia al miedo irracional. Los grandes Maestros de la historia humana siempre hicieron énfasis en no temer, pues la verdad estaba viva y nada ni nadie podía hacerles daño. Cuando el caminante conoce cómo operan las leyes universales, el miedo irracional empieza a desaparecer. La verdadera protección radica en el control del miedo interior porque de nada sirve conocer las leyes y ser asistidos por fuerzas superiores, si es que en la misma medida tenemos miedo y aprensión. La mayor protección del caminante es el dominio de sus propios fantasmas y temores.
Quinta Ley:
“El verdadero maestro enseña con el ejemplo”
.
La sencillez y contundencia de este principio fundamental, no requiere
mayor explicación. Es un consejo antiguo, lleno de sabiduría, y que ha
pervivido a través de las edades de la historia. Hoy en día, se ha
convertido prácticamente en un adagio popular: “La acción determina cómo
pensamos”. El Decadron afirma —sumándose a otras tantas filosofías de
antiguo— que el verdadero Maestro enseña con el ejemplo; es decir, que
el poder de su sabiduría se encuentra en la acción, en la obra, como
reflejo de sus pensamientos. Un Maestro es vehículo de conocimiento. Y
lo debe inspirar primordialmente con su propia vida.
En estos años,
aprendí de la Hermandad Blanca estas cuatro verdades sobre la maestría
espiritual:
1. Un verdadero Maestro no procura generar dependencias. Procura formar nuevos maestros y no más discípulos permanentes. Su misión no está en formar seguidores, sino conciencias libres. 2. Un verdadero Maestro es humilde por naturaleza. No es perfecto, a pesar de su conocimiento. Puede equivocarse en su sana intención, pero también reconoce el error y lo enmienda con amor y tranquilidad. 3. Un verdadero Maestro no obliga a aceptar sus enseñanzas. Ni impone su punto de vista. Sólo lo expone con amor y sabiduría. Otorga sin juicio alguno el conocimiento y deja que los oídos que están listos para escuchar, escuchen. 4. Un verdadero Maestro es coherente en sus actos con lo que dice y enseña. Si no es así, algo no está marchando bien. Básicamente, estas cuatro verdades que aprendí armonizan perfectamente en el conocimiento que encierra El Decadron: El verdadero Maestro enseña con el ejemplo.
Sexta Ley
: “El verdadero mensajero es aquel que solo transmite el mensaje”.
Un mensajero es puente de una información. Un instrumento del Universo para hacer llegar determinado conocimiento o enseñanza. Por ello el Decadron sugiere que su participación en esa importante tarea no altere la real naturaleza del mensaje que se debe entregar. De lo contrario, podría afectar la esencia de lo recibido. En otras palabras, un mensajero debe evitar cualquier tipo de contaminación del mensaje que debe compartir. En los grupos de contacto muchas veces los mensajes recibidos son alterados inconscientemente por nuestra particular forma de entenderlos y procesarlos, por nuestro carácter y opinión previa sobre ciertos asuntos, e inclusive bajo la influencia de intereses personales. La enseñanza de los Maestros hace hincapié en que todo aquello que vivamos en el contacto, debe ser transmitido tal y cual ocurrió, sin juzgarlo, sin resistencia, sin intentar interpretar la real esencia de las cosas que se nos dieron. Un verdadero mensajero transmite sólo el mensaje, sin alterarlo bajo ninguna circunstancia. Y comprendiendo, desde luego, que el mensaje es más importante que el mensajero. Séptima Ley : “La fe verdadera se sustenta en el conocimiento”.
Hasta aquí, hemos analizado el mensaje de los primeros siete principios
de el Decadron. De acuerdo a los Maestros, los siete enunciados
iniciales se concentran de manera especial en el caminante. En la
persona o ser que siente vivir y realizar la luz. En los siguientes tres
principios —que empezamos a tratar desde este momento— hallaremos un
conocimiento orientado principalmente a la mística de grupo.
Para
explicarlo de otra forma, el discipulado para convertirse en parte
consciente de la Hermandad Blanca, requiere de siete pasos, que como
vimos consisten en:
1. Conocerse a uno mismo para conocer al Universo. 2. Comprender la naturaleza de la luz y el conocimiento verdaderos. 3. Saber enfrentar las adversidades a través del amor y la no resistencia. 4. Controlar nuestras emociones para hacer efectiva nuestra propia protección. 5. Ser ejemplo de lo que hemos aprendido. 6. Comprender que el mensaje es más importante que el mensajero. 7. Fortalecer nuestra fe en el conocimiento. Una vez que cruzamos estas siete “puertas”, nos hallamos ante la octava ley. Un enunciado que vibra más en la labor de grupo o hermandad.
Octava Ley
: “La sagrada doctrina se torna aun más sagrada si se es consecuente con ella”.
¿Qué significa este nuevo principio? Habla de la “doctrina”. Pero no en
la acepción que muchas veces se relaciona a las religiones organizadas,
sino como un conjunto de enseñanzas o principios. Ser consecuente con
las enseñanzas espirituales significa no traicionar nuestro compromiso
con nosotros mismos y con la Luz. Servir amorosamente a los principios
que nos inspiraron e iluminaron. En suma, al propósito superior de
nuestra misión. Así, en cada acción y esfuerzo, los designios superiores
serán santificados, envueltos de una energía de voluntad y servicio. Se
harán fuertes y adquirirán vida propia. Se transformarán en el alma
colectiva de un grupo que trabaja en la luz. Y esa energía protegerá y
asistirá al caminante, y le ayudará en la consecución de la obra.Por ello El Decadron afirma que la doctrina “se torna aún más sagrada”, pues es nutrida de la energía de quienes vibran en ella y la realizan. No es sólo un símbolo. Hay allí un poderoso fluir de fuerzas. Este es un secreto que ha sido practicado desde épocas muy antiguas: Cuando un grupo de personas se une bajo el amparo de un principio en el cual vibran y creen, dan forma a un elemento, denominado por los Maestros “La Ley del Núcleo”. Todo grupo humano, espiritual o bélico, religioso o político, trabaja con la Ley del Núcleo, independientemente de que lo sepan o no. La energía que generan al reunirse bajo ciertos ideales y objetivos, y trabajar decididamente por ellos, va dando forma a este elemento que se transforma en el “alma” o “Cuerpo Místico” de aquel grupo. Aquel “Núcleo” o “Templo Espiritual”, si es construido sobre la base de ideales elevados y amorosos, en proyección al servicio y la ayuda a los demás, se podría convertir en un foco de irradiación positiva en su momento de maduración. Esta verdad nos lleva directamente a la Novena Ley. Novena Ley : “El verdadero templo es aquel que se construye sobre la base de sentimientos, pensamientos y actitudes”. Décima Ley : “El verdadero místico es aquel que pone en práctica los principios del Cielo y que muere constantemente por amor al prójimo” . Es una alegoría que señala el sacrificio por amor a los demás. El “sacro-oficio” o nuestro trabajo santo por el próximo, al que tenemos más cerca. Esto quiere decir que nuestra vida debe ser una labor de servicio sin esperar nada a cambio. Una tarea que puede requerir en ciertas circunstancias de grandes pruebas y esfuerzos para purificar nuestras intenciones y el alcance de la obra. “Morir constantemente” expresa constancia en esa misión. El servicio es el mensaje de la Décima Ley de El Decadron. NOTA: Este artículo es una adaptación del libro “Los 10 Principios Espirituales de la Hermandad Blanca” de Ricardo González. |
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domingo, 29 de marzo de 2015
LOS 10 PRINCIPIOS DE LA HERMANDAD BLANCA
sábado, 21 de marzo de 2015
EXTRATERRESTRES EN LA LUNA IMÁGENES.
https://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=nIwknQ2MyrY#t=11
NIÑA MOMIFICADA HACE 94 AÑOS ABRE Y CIERRA LOS OJOS.
Niña momificada hace 94 años abre y cierra los ojos todos los días
Autor: Editor ER el Dom, 08/06/2014 - 12:46.
Rosalía Lombardo en fue una pequeña de 2 años que falleció de neumonía en Palermo, en 1920, es decir, hace 94 años. Su padre quedó devastado ante la tragedia y llamó al Dr. Alfredo Salafia para embalsamar el
de la niña. Salafia era una renombrado embalsamador de la época, famoso
por haber estudiado las técnicas de momificación de las tumbas
faraónicas de Egipto.
Explicación científica
Aparentemente, no existe nada paranormal en este fenómeno. Los flashes de la cámara fotográfica que registra las imágenes de la momia causan una foto-descomposición del cuerpo, y eso, en conjunto con la variación en la humedad, hace que los ojos de Rosalía se abran cada cierto tiempo, causando este extraño efecto.
lunes, 9 de marzo de 2015
EL SER UNO III .LOS SERAMITAS
PREGUNTA: ¿QUÉ SIGNIFICA HACER UN TRABAJO CÓSMICO?...
RESPUESTA: “Cuando un Ser comienza un trabajo cósmico, debe tener la absoluta seguridad de lo que hace, cómo lo hace y por qué lo hace. No puede estar recurriendo al tarot, a los adivinadores, a otros canalizadores para preguntarles si lo que está haciendo está correcto o no. Eso denota vacilación, una profunda inseguridad y falta de responsabilidad en esta labor. Desde el mismo momento que la duda lo angustia, es porque no tiene ninguna certeza de lo que tiene que hacer, o peor aún, que no confía en sus “Maestros ni en sí mismo, ni en su voz interior”. Hacer un trabajo cósmico demanda mucha dedicación, discreción, estabilidad emocional, compromiso y responsabilidad.
RESPUESTA: “Cuando un Ser comienza un trabajo cósmico, debe tener la absoluta seguridad de lo que hace, cómo lo hace y por qué lo hace. No puede estar recurriendo al tarot, a los adivinadores, a otros canalizadores para preguntarles si lo que está haciendo está correcto o no. Eso denota vacilación, una profunda inseguridad y falta de responsabilidad en esta labor. Desde el mismo momento que la duda lo angustia, es porque no tiene ninguna certeza de lo que tiene que hacer, o peor aún, que no confía en sus “Maestros ni en sí mismo, ni en su voz interior”. Hacer un trabajo cósmico demanda mucha dedicación, discreción, estabilidad emocional, compromiso y responsabilidad.
El Ser debe tener coraje, valentía, discernimiento, equilibrio y apoyo
de sus “Maestros” para saber responder a la altura de las enseñanzas
recibidas y a todo el trabajo que se le viene por delante. No es
simplemente abrir una página en el Internet, un consultorio espiritual,
dar charlas, formar grupos de seguidores y comenzar a dar consejos,
hacer trabajos que aprendió en algún curso o a través de algún libro que
leyó. Cuando el ser no tiene el apoyo de sus “Maestros” y realiza
trabajos por cuenta propia, debe estar consciente que se encuentra solo y
al encontrarse solo con este trabajo, no se define como una labor
universal, si no que se convierte en una labor planetaria y al serlo, ya
no son los sentimientos universales que lo acompañan, apoyan y ayudan,
sino que son las Emociones-Humanas que se combinan fantasiosamente con
las “Supuestas decisiones Cósmicas”… EL SER UNO III – Los Seramitas – El
Camino de Regreso.
domingo, 1 de marzo de 2015
CIUDADES BAJO EL MAR.
Las 7 ciudades bajo el Mar
1. Ciudad antigua sumergida de Alejandría (Egipto)
Alejada de la costa del puerto de la ciudad moderna, en el norte de Egipto, la ciudad antigua de Alejandría se encuentra en el fondo del mar. Se cree que allí se hallan las ruinas de los palacios de la famosa reina Cleopatra o los restos del antiguo y mítico Faro de Alejandría, una de las maravillas del mundo antiguo.
2. ‘Ciudad Dorada’ de la Bahía de Cambay (India)
Los científicos han descubierto en aguas de la India unas ruinas subacuáticas de la antigüedad remota, de hace 9.500 años. Esta misteriosa ciudad subacuática posee una completa estructura arquitectónica y restos de muchos cuerpos humanos. Lo más significativo consiste en que este descubrimiento ha superado en 5 mil años a todos los hallazgos arqueológicos previos en la zona de la Bahía de Cambay, en India, hecho que ayuda a los historiadores a comprender mejor la historia y cultura de esta zona.
3. Templo en el fondo del Lago Yao (Kewanpa, Tailandia)
El Lago Yao de Kewanpa, en Tailandia,no tiene nada de singular por sí mismo, sin embargo, en el fondo de sus aguas se halla un templo tailandés de hace 500 años.
4. Pirámide Subacuática de la isla deYonaguni (Japón)
Hace más de 20 años, un guía turístico que practicaba submarinismo descubrió inesperadamente unas ruinas antiguas en el fondo de la isla de Yonaguni, en Japón. Los científicos consideran que es muy posible que exista una pirámide muy alejada de la costa japonesa. En la base de esta construcción hay restos de esculturas.
5. Rocas Gigantescas (Cuba)
Actualmente un equipo de investigadores científicos sigue haciendo prospecciones en el estrecho de Yucatán, entre México y Cuba, sobre unas ruinas misteriosas halladas en el fondo del mar. Según la opinión de muchas personas, estas ruinas, otrora habitadas, datarían de una época más temprana que la de la civilizaciones americanas de la antigüedad. Hasta ahora, sólo los modelos de computadores pueden detectar la existencia de tales ruinas subacuáticas compuestas por rocas gigantescas.
6. Paisajes Subacuáticos del Mar del Norte (Europa)
En los últimos años, en el fondo del Mar del Norte, en Europa, se han descubierto gran cantidad de paisajes naturales. Los investigadores han descubierto que quizá estos paisajes hayan existido por lo menos desde hace más de 10 mil años. Los científicos creen que tales paisajes subacuáticos bien conservados se hallan en la zona central de las ruinas de una civilización de la antigüedad remota europea.
7. ¿La Atlántida” en el Antártico?
¿Sería posible que la legendaria Atlántida se encontrara en el continente antártico? Hace más de cien años, el jefe de un museo de Estambul, en Turquía, al examinar un mapa de la antigüedad remota hecho en una piel de animal, descubrió un lugar misterioso marcado la zona donde se sitúa lo que hoy conocemos como Antártida. Muchas personas creen que la Antártida es la Antártida, el continente perdido descrito por Platón en uno de sus Diálogos.
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